12 jun 2013

La solidez del C.F. Gimnástico, la realidad del fútbol modesto

JUSTO LÓPEZ CARREÑO
EXPORTAVOZ DEL C.F. GIMNÁSTICO DE ALCÁZAR                                                                                      

Reconozco que el impulso de estas líneas me lo provoca la reciente lectura del ensayo de A. Muñoz Molina “Todo lo que era sólido”, que además cobra un protagonismo añadido con la concesión a su autor del Premio Príncipe de Asturias de las letras, pese a que los galardones 
sean siempre relativos y arbitrarios.

Pero para lo que me ocupa, admito que sus reflexiones me parecen de una lucidez y aplicación a tantos ámbitos de nuestra vida social y económica que no me resisto a servirme de sus referencias para el tema que intento abordar.

El C.F. Gimnástico de Alcázar celebrará en los próximos días una asamblea de aficionados y simpatizantes en la que está en juego su futuro, es decir, su inmediata continuidad en un ambiente que se transforma, que no permite vivir del pasado por muy glorioso o clásico que haya sido hasta hoy.

La ecuación es muy sencilla: sumando ingresos por taquillas de espectadores habituales, abonados con carnet y ayudas institucionales, no se cubre apenas el 40 % del presupuesto para que este engranaje funcione. Por tanto, el fútbol en nuestra población está, como casi siempre ha sido, a merced del mecenazgo de unos empresarios o patrocinadores que lo hagan viable.

Pero precisamente este es actualmente el dilema: hoy la mayoría de nuestras empresas bastante tienen con no cerrar o salir a flote con o sin EREs indeseados. Ni José Mª Ropero es Florentino Pérez ni Intedhor es ACS, pese a que ambos puedan tener un campo de actividad similar, una formación académica común como ingenieros y el fútbol sea el nexo que los une como afición, como a tantos otros personajes que se encuentran y reconocen en esta mágica pasión que iguala ficticiamente a las más diversas categorías humanas y sociales sin distinción de clases ni ideologías.

Pero la cruda realidad es que los equipos modestos, y el Gimnástico es uno entre tantos, son víctimas de esta bipolaridad que sufre el reparto de prebendas e ingresos. Unos tanto y otros tan poco, pese a que los organismos federativos e institucionales quieran hacernos creer lo contrario y la justicia de sus decisiones esté casi siempre en función de sus intereses electorales.

Me adelanto y vaticino el ambiente de la próxima asamblea donde un grupo escaso de nostálgicos y voluntariosos seguidores esperarán que un nuevo salvador económico ocasional se haga con las riendas del Club y todo siga adelante. Me temo que será difícil.
Yo hago otro tipo de llamada. Si queremos que el fútbol local siga siendo parte de nuestro ocio semanal aportemos nuevas ideas, fórmulas diferentes, compromiso cooperativo de sus protagonistas… los que llevamos varios años no podemos estar perennes. Siempre es conveniente renovar la gestión en lo público, en lo social. Debe entrar gente con energía renovada. Queda un Club saneado en lo económico, como hacía tiempo que no ocurría, y digno en lo deportivo, con un entrenador y una plantilla dispuestos a renovar si se les ofrecen las condiciones adecuadas. O bien, conformémonos con ver a los juveniles que dejan de serlo, que son el exponente de un futuro siempre esperanzado y al más bajo coste admisible.

En último caso, si al final, todo lo que parecía sólido se derrumba, dejémoslo en barbecho un tiempo, como la tierra. A veces ese descanso la regenera y le concede nueva fertilidad. No sería tampoco la primera vez que ocurre.

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